Vaivenes de un tren descarrilado
que toma por Avenida Callao
y a charlar se detiene
con el quiosquero de la esquina,
de ese barrio con tantos grises,
y transeúntes que usan
sombreros repletos de flores,
pañuelo en bolsillo del traje rayado
y esposa bien adornada
colgada del brazo igual que el bastón;
Poseedor esa cúpula,
que tan vistosa queda,
casa de palomas y sueños de poetas
que tocan el cielo con cada nuevo amor
con sus tejuelas de acero
llenando la calle de reflejos
que encandilan a los que pasan
idiotizándolos
los obliga a subir
al vagón azulado
confundido desde siempre con el cielo,
y el saludo al mandamás
que ya no los quiere por pecadores.
El murmullo de la gente que entra,
marca sus boletos
y se ubica en su lugar
charlando con el desconocido compañero
que hoy toca de amigo
por el solo hecho
del azar de quien reparte los lugares
les hace sentir a la muerte más cercana,
abrazándolos en cada palabra lanzada al viento
en cada llanto de enamorada que debe partir.
Un hombre gentil que se acerca
ofreciendo pastillas de naftalina para el aliento
y se saca el barbijo al saludar
mire usted señor, dice sin abrir la boca,
mire que se puede contagiar.
El tren arranca nuevamente
en vez de pitar: suena una de Gardel
con el bandoneón de Troilo y la cara de Perón
mi general, ¡que grande sos!
por la ventanilla Evita saluda
abrazada de La Süller by Soldán
y un par de compatriotas más
derrochando alegría a santiamén
regando los adoquines grises
hasta convertir la calle en río
y el río en mar
color marrón, marrón.
No se asuste compadre,
¡este no es el tren de la alegría!
solo un loco sueño de algún taxista
que dormido se quedó y a punto de chocar está.
Corrigió: Srita Noctambula
Muy bueno, quedó muy bien.
Noctámbula.
Me encantó.
Me imaginé todo, Capaz lo encuentre dibujado.
sos lindo eh!!